jueves, 24 de abril de 2025

CARTEL DEL LUNES SANTO 2025



José Ángel Nava nació en Salamanca en el 1992. Destacado historiador y pintor español, especializado en el hiperrealismo poético. Desde temprana edad, mostró una gran sensibilidad hacia las artes, destacándose en dibujo, música y danza. Su formación en Diseño Gráfico y Bellas Artes en la Universidad de Salamanca le permitió consolidar su carrera artística, que lo ha llevado a desarrollar un estilo propio, caracterizado por la expresión emocional y el realismo detallado de sus retratos. Las obras de José Ángel se distinguen por un profundo sentido cultural, donde las tradiciones y la espiritualidad de su tierra natal, Salamanca, juegan un papel fundamental. Su arte resalta valores como la religiosidad y las costumbres populares, influidas por la Semana Santa, la tauromaquia y la historia de España. A lo largo de su carrera, ha realizado numerosas exposiciones y colaboraciones en todo el país, destacando especialmente en el ámbito cofrade, donde ha diseñado ornamentos litúrgicos como pasos, palios y estandartes.

La obra esta realizada a pastel sobre tabla y tiene unas dimensiones de 111x61.  Como vemos, aparece la imagen del señor retratado, de estilo hiperrealista y con un toque poético en la expresividad del rostro. Viste túnica morada junto a su icónico cuello de encaje. En su cara se puede ver reflejado el dolor de la humanidad por el calvario que está por venir y que asume con entereza. En el fondo una gran estrella, siempre presente de la que emana la Esperanza en el mundo y la fé en la resurrección. La estrella en forma de luz y de gran destello siempre presente como esencia de nuestra vida cristiana

 Su boca esboza un suspiro de resignación, un sollozo de dolor y una mirada que se pierde en el horizonte, parando el tiempo en la eternidad. De sus ojos sutilmente caen lágrimas de resignación, como caen las gotas del rocío al alba, limpias, puras y cristalinas. En torno a él emana una luz, que ha de servirnos de guía para caminar en la vida tras sus pasos, pues son los que nos llevan a Dios.

En definitiva, un rostro lleno de delicadeza, que habla por sí solo y siempre con la Estrella presente haciendo de su pasión un cáliz menos amargo, sirviéndole de guía y protección. Es por este motivo que La imagen está envuelta por un haz de luz divino, lo que dota a la escena de una gran luminosidad, un ambiente dorado y una gran sensibilidad. Un espacio íntimo, que cita al encuentro directo con Dios, 

Una invitación a que este Lunes Santo salgamos en su búsqueda y disfrutemos plenamente de su procesión, acompañando a su hermandad y viviendo nuestra semana de pasión con profunda fe y devoción.