La pasada semana se celebraron los cultos en honor de María Stma. de la Estrella, y en esta entrada queremos reflejar el elegante altar que se montó en honor de la Virgen. Los cultos fueron presididos por los frailes franciscanos de la fraternidad que nos acoge, salvo el primer día de triduo que fue presidido por nuestro primer director espiritual y pregonero de la Semana Santa del año pasado, fray Manuel Díaz Buiza.
Como se ha dicho, un sencillo y elegante altar de cultos cobijó a María Stma. de la Estrella, que se encontraba flanqueada por dos columnas unidas por damascos que la enmarcaban, entre piezas de candelería y ánforas con conos y dobles conos de clavel rosa, helecho y eucalipto, yendo la reliquia de San Francisco en un doselete en la delantera del altar. Tanto la Virgen como la reliquia se decoraban con rosas en tono rosa, hoja de camelias, helecho y eucalipto. Completaban la decoración las colgaduras de terciopelo y los dos doseles auxiliares con sus correspondientes mesas pintadas con la Inmaculada Franciscana y la escena de la Transfiguración en las que se veía los husones del paso del Vía-Crucis y decoración floral.
Como ya se indicó, María Stma. de la Estrella estrenaba manto de damasco real color
dorado, regalado y confeccionado por el grupo de costura y saya, cuerpo,
mangas y cotilla de seda burdeos bordada en canutillo de oro realizada
por el grupo de costura a través de una antigua estola india donada por
un hermano.
El complejo tocado se ha realizado, como viene siendo tradicional en el
estilo de la Virgen, a través de varias piezas de su ajuar. En esta
ocasión con el encaje de guipur con dibujo de flores, datado entorno a
1900; un encaje Battenburg realizado a mano con cinta de seda, de color
crudo, del s. XIX y un magnífico pecherín de encaje duquesa, igualmente
decimonónico. En su mano derecha porta pañuelo de encaje Battenburg del
s. XIX, mientras que de las muñecas salen sus puñitos de encaje duquesa.
En el pecho luce el juego de tres estrellas de plata de ley y
circonitas realizadas por el joyero cacereño Víctor Fernández, el broche
de filigranada regalado por el Grupo Joven y el puñal rococó que va a
juego con la corona, ambas piezas obra del orfebre Joaquín Ossorio. Por
su parte, de la cotilla penden el Cristo de San Damián regalado por el
Grupo Joven y la medalla de la Virgen de la Montaña, una de las madrinas
de la Virgen. Varios rosarios y el anillo donados por devotas
complementan la vestimenta.
Fotos: Archivo Hdad. y Fernando Montes |