Durante los días 3 y 4 de mayo la Hermandad conmemoró la festividad de la Invención de la Santa Cruz, popularmente conocida como Cruz de Mayo, instalando gracias al trabajo de un grupo de hermanos un modesto altar en el compás del Templo de Santo Domingo, sirviendo de marco arquitectónico la portada del claustro del conventual.
En esta ocasión se estrenó una nueva cruz adquirida por la Hermandad, ampliando así su patrimonio, pues se usará también en años posteriores. Ésta se cuajó de flores de todo tipo y colores: margaritas, claveles..., pudiendo destacar la imagen alegre y popular que irradiaba, yendo en el centro de la cruz una cartela dorada con el escudo de la cofradía, donada por un miembro de la Junta de Gobierno. Flanqueaban la Santa Cruz una jardinera con flores silvestres y una imagen de la Virgen dolorosa cedida para la ocasión por el mayordomo fundador. Completaba el altar dos incensarios, angelitos danzarines y pétalos salteados por las telas de raso que cubrían la mesa.
Para engalanar el habitáculo donde se instaló el altar se dispusieron cinco macetas y dos alfombras cedidas por la Fraternidad Franciscana Nuestra Señora de los Ángeles. La bandera corporativa también estuvo presente en el montaje dando fe del acto organizado por la Hermandad.
Por otro lado, la Cruz de Mayo fue visitada por numerosos fieles del Templo de Santo Domingo, así como fue continua la presencia de hermanos que se acercaron a ver la Cruz. Finalmente señalar que ha sido la Cruz de Mayo de Cáceres que más tiempo ha estado expuesta, pues se pudo ver desde la tarde del sábado día 3 de mayo hasta la noche del domingo 4 de mayo ininterrumpidamente, pues aunque el Templo estuviera cerrado se podía contemplar desde la plazuela al estar el recinto protegido por rejas.
