V. Ave María
Purísima.
R. Sin Pecado concebida.
Oración inicial:
Te saludamos,
María, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa del Espíritu Santo,
Sagrario de la Santísima Trinidad.
María Santísima
de la Estrella, estamos alegres de encontrarnos en tu presencia, de estar
siempre bajo tu mirada, porque tú eres nuestra querida Madre, tan hermosa en tu
pureza y tan buena en tu ternura. Alzamos los ojos hacia Ti para que tu
santidad ilumine nuestra vida y modele nuestra alma.
Ayúdanos a ofrecernos a Dios íntegramente,
como Tú lo hiciste; dirige nuestros pensamientos hacia el Señor de la Salud y vuelca nuestros corazones hacia
Él de modo que la tarea principal de nuestra existencia sea amarle y que todas
nuestras acciones se encaminen a agradarle y a cumplir su voluntad.
En este día venimos a rogarte que dirijas a
nuestro Padre del cielo un «muchas gracias» por la abundancia de sus beneficios
y un «perdón» por nuestras faltas. Como caminantes por este valle de lágrimas,
reclamamos tu mirada reconfortante, ese sonreír cariñoso que Tú destinas a tus
hijos. Nuestro cansancio de todo un día queda compensado en tu refugio de amor
y en tu bondad que sonríe.
Tu rostro nos hará olvidar las dificultades y
podremos dormir en paz sabiendo que tú nos amas y velas nuestro sueño. Con esta
certeza responderemos a tu luz y abandonaremos nuestras almas al Señor en el
dulce gozo de tu cariño. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
Preces:
V. Oremos a Nuestro
Padre Jesús de la Salud, que a través de la mediación corredentora de la Virgen
María oiga nuestras peticiones.
-Por la Iglesia
de Dios, que siga el ejemplo de María, la Estrella de la nueva evangelización.
Roguemos al señor.
-Por el Papa, por
nuestro obispo, por los sacerdotes, diáconos y ministros de la
Iglesia, para que trabajen unidos por María, pilar de fortaleza. Roguemos al
Señor.
-Tú, que nos
distes a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos,
consuelo a los tristes, refugio a los perseguidos, y a todos los pueblos del
mundo, abundancia de salud y paz. Roguemos al Señor.
-Tú, que
coronaste a María como Reina del cielo, haz que los difuntos puedan alcanzar
con todos los santos la felicidad de tu reino. Roguemos al Señor.
-Tú, que por la
boca de Gabriel anunciaste a María el gozo y la paz, otorga a nuestra ciudad de
Cáceres el gozo saludable y la paz verdadera. Roguemos al Señor.
-Por todos
nosotros y quienes confían en nuestras oraciones. Para que María Santísima de
la Estrella nos guíe en el camino de la vida. Roguemos al Señor.
Te lo pedimos por
los dolores que padeciste por nosotros, junto a la Cruz del Redentor.
Dios te salve María…
Lectura:
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Dichosa tú por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: Proclama mi alma
la grandeza del Señor, y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha
puesto sus ojos en la humildad de su esclava, y por eso desde ahora todas las
generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes en mí. Su nombre es Santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. Él hizo proezas con su brazo, dispersó a los
soberbios de corazón, derribó del trono a los poderosos y enalteció a los
humildes, a los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió
vacíos. Auxilió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo
había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
la grandeza del Señor, y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha
puesto sus ojos en la humildad de su esclava, y por eso desde ahora todas las
generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes en mí. Su nombre es Santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. Él hizo proezas con su brazo, dispersó a los
soberbios de corazón, derribó del trono a los poderosos y enalteció a los
humildes, a los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió
vacíos. Auxilió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo
había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
Salutación:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues
todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti, celestial princesa,
Virgen sagrada, María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame
con compasión. No me dejes, Madre mía hasta morir en tu amor.
Oración final:
V. María Santísima
de la Estrella, te rogamos que intercedas ante Dios Todopoderoso para que
iluminados por tu ejemplo de cariño y fe podamos ser dignos de contemplar tu
hermosura en la Gloria de Dios Padre.
Ruega por
nosotros, Santa Madre de Dios.
R. -Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.